A pesar de la diversidad de respuestas que puedan haber, muchos de vosotros coincidiríais en una: el secado.

Y, aun siendo la respuesta correcta, es un proceso a veces poco valorado, al cual las fábricas, los talleres y las tiendas de joyería dedican más o menos tiempo y recursos. Y no debemos ignorar su importancia, ya que el proceso de secado influye directamente en el éxito o el fracaso de acabado de una joya.

Es fácil de explicar: si el proceso se realiza correctamente, los trabajos de acabados como la pulimentación y la limpieza mostrarán todo el esplendor de la joya. En cambio, si se realiza de forma incorrecta, perderemos parte del brillo obtenido en la pulimentación, además de que existirá la posibilidad de que aparezcan manchas en la superficie y, en el peor de los casos, óxidos. Todo ello desvirtuará el aspecto de la joya.

La tecnología es un gran aliado del joyero, gracias a ella en la actualidad tenemos sistemas de secado eficientes que nos permiten mantener un correcto nivel en la fase final de los acabados.

Uno de estos sistemas es la secadora.

Con esta máquina obtendremos un secado óptimo, sin defectos que desmerezcan el acabado de las joyas.

Básicamente las secadoras de dividen en dos grupos: Las centrífugas, destinadas a fabricación de series; y las estáticas, diseñadas para series cortas y de uso más polivalente e indicadas para pequeños talleres o joyerías. En este segmento de secadoras cabe destacar el nuevo modelo Technoflux AIR DRYER SCA-3, dotada de un sistema de secado de aire frio y caliente a 70ºC, con un tamaño reducido, pero de gran capacidad.

Su polivalencia nos permite realizar otros trabajos que requieran una temperatura estable y ventilación. Como por ejemplo el esmalte con resinas de epoxi (esmalte frío) y otras aplicaciones.

¡Estaremos de acuerdo que la mejor opción para completar (cerrar ) el circulo en la fase de acabado para cualquier joya es el empleo de la secadora!